lunes, 5 de julio de 2010

De cómo se vive el mundial










Muchas veces me sorprendí amargamente de los efectos del fútbol en las personas. Los fanatismos (siempre desmedidos) y sus respectivas manifestaciones violentas. El poder en manos de pocos. Los sueldos elevadísimos de los jugadores. El Circo Romano Posmoderno.

Por otro lado, sostengo, como muchos, que las mujeres solemos tener menor conciencia de grupo y que somos más competitivas que los hombres debido a la falta de un juego impuesto socialmente al género.

Quedan seis días para la finalización del Mundial Sudáfrica 2010. El país con nombre de río en el que nací tiene chance de ganar. Generaciones enteras viven esto por primera vez. Debo reconocerme altamente fanatizada y totalmente emocionada.
Lloré con el último partido.
Participé de los festejos por 18 de julio. Intercambié miradas de alegría con la gente (los niños tenían los ojos más grandes que nunca). Creo que juntos compartíamos uno de esos momentos efímeros de felicidad; instancias necesarias en una época en donde priman los individualismos, en donde la sociedad está cada vez más fragmentada, en donde ya no se persiguen utopías colectivas.

Me pregunto qué pasaría si ganáramos. Cuánta incidencia tendría esto en la autoestima del pueblo todo. Imagino a mis alumnos pseudoadolescentes (tempranamente desesperanzados y desmotivados) con ganas de hacer cosas. ¿Hasta dónde beneficiaría este triunfo al Estado Uruguayo (sediento por seguir creciendo)? ¿Cambiaría su status en las relaciones internacionales?.

Hace unos días leí algo que me pareció interesante. Es sabido que el Estado Sudafricano ha gastado una gran suma de dinero (traducido a miles de millones de euros) para ser el locatario de este evento. Sudáfrica, país socialmente desigual, todavía necesita invertir mucho en sus políticas educativas, de salud, vivienda y empleo. Desmond Tutu (Arzobispo de Ciudad del Cabo y Premio Nobel de la Paz), sostiene al repecto que “seguramente se va a perder dinero y la mayoría de estadios no se van a usar más, pero el beneficio psicológico, el sentimiento de orgullo nacional y de confianza en nosotros mismos que va a significar este Mundial no tiene precio”.

Lo cierto es que este tema da para pensar. Este Mundial es para muchas naciones mucho más que una celebración internacional llena de banderas de distinto color, con cánticos en distintos idiomas. El alcance es mucho mayor. La competencia es mucho más profunda.

Veremos qué sucede con Uruguay. Yo, por las dudas, ya voy pelando las chauchas.

3 comentarios:

  1. Me encantó. Me acuerdo la copa América del '95, la final con los brasileros. Yo tenía 9 años y tengo recuerdos grabados en mi cerebelo que no me los extirpa nadie. Ahora, tener 24 años y estar entre los cuatro mejores del mundo ya me mata a mi y me tengo fe para Holanda y pa quien venga.

    Vamo arriba Vale!

    Besos, Rafa Pinilla

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  2. pienso que la autostima del paisito ya se elevó, el mundo habla de nosotros, del increble partido con Ghana, la gente está contenta, sus sonrisas se ven desde lejos, el color celeste lo pinta todo y ayer hasta el sol salió!! se dejó de hablar del clima para pasar a hablar de la mano de Suarez, del golpe de Fucile, de lo metedor que fue el Ruso, de la técnica del Maestro de los buenos tipos que conforman el seleccionado... no se si seremos campeones del mundo, pero me alegra lo que se está viviendo y me siento feliz de ser parte de esto!

    besos Vale!!

    Te quiero!!

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  3. Me hacen llorar!!!! Las amo!!!! Hoy el país entero esta unido, no importa clases sociales, partidos políticos, ni cuadros simpatizantes...hoy todos por la celeste!!!! Ojala siga así, más allá del Mundial!!! Besos amigas!!! Hasta mañana!!!

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