jueves, 24 de junio de 2010
Memorias de viaje II
Dublín, 8 de marzo de 2008.
Hace tres días vivimos en esta mágica ciudad celta. Obnubiladas, apreciamos la belleza del lugar, el mundo condensado en la metrópoli. De a poquito, nos adaptamos al idioma, ese que aquí unifica y te permite compartir, intercambiar y competir.
Nos preocupa desde siempre conseguir trabajo; nos ayuda una política económica improvisada y los consejos de la gente.
En visperas de Saint Patrick´s Day, los precios aumentan, incluído el precio por noche del hostel que reservamos y creíamos más accesible.
La primera noche, fuimos a Temple Bar (zona de bares típicos y comercios varios en el centro de la ciudad). Allí fuimos a un boliche llamado The Mezz. Entre las tres y con gran esfuerzo psicológico, nos compramos una pinta de cerveza negra Guiness (¡5 euros!). Conocimos a Sergio, un español (vasco, en realidad). Nos encontró. Lo encontramos.
Ahora escribo desde nuestro apartamento en Dublín. Vivimos con él y con Quique, otro español. Aunque el depto es chico, nos arreglamos. Estamos felices por esto. Gente que llega a Dublín todo el tiempo y desde todo lugar del globo demora un mes en conseguir morada. Nosotras estamos protegidas. Todo marcha bien. Y el cosmos sigue conspirando a favor.
Ayer conseguí trabajo por un amigo de un amigo (casualmente cuñado de una amiga), otro ángel en el camino. Uruguayos todos. Voy a hacer sándwichs en un super.
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